María Montessori (1870-1952) vivió en una época donde las mujeres no tenían derecho a elegir lo que querían estudiar; pero, a pesar de ello, decidió que estudiaría Medicina, se especializaría en Psiquiatría y pasaría por encima de cualquier cosa que le impidiera lograr sus sueños. Fue así como se convirtió en la primera mujer que se graduó de Medicina en Italia.
Haciendo la especialidad en psiquiatría, le fue asignado un grupo de niños internados en un psiquiátrico porque eran huérfanos de la guerra. Nadie los atendía y eran tratados como animalitos salvajes que no tenían un lugar para estar. Más allá de lamentarlo, María los miró a los ojos, los reconoció, les dio el lugar que les correspondía, los trató con respeto y, sobre todo, les puso toda su atención para ir ayudándolos a descubrir que sí tenían potencial y muchos recursos internos para salir adelante, crecer y disfrutar su vida.
Gracias a la formación científica que tenía, fue haciendo diarios de campo de todas sus observaciones, dándose cuenta de la riqueza consciente e inconsciente que tenían los niños en sus edades más tempranas. Notó que aquello que los demás consideraban como un “retraso” o “algún trastorno” no era otra cosa que una falta de cuidado y de estimulación que impedía que las redes neuronales de los niños se alimentaran y se consolidaran.
Fue así como de manera intuitiva fue soltando su creatividad, fundamentándose en sus conocimientos, para ir elaborando materiales específicos que estimularan las áreas más sustantivas de la mente humana, tomando en cuenta al mismo tiempo al hemisferio izquierdo como al hemisferio derecho del cerebro, logrando establecer lo que hoy en día conocemos como el Método Montessori.
Todos los materiales y los pasos a seguir para cada ejercicio están cuidadosamente pensados para tener un propósito directo, un propósito indirecto, un control del error y un periodo sensitivo a considerar, favoreciendo la correcta estimulación neuronal para dejar un verdadero aprendizaje. Te pongo un ejemplo:
Al trabajar con los bloques de cilindros (uno de sus materiales más representativos), se da como propósito directo la discriminación visual, pero simultáneamente sus propósitos indirectos son la coordinación mano-ojo, desarrollar la atención, prolongar los periodos de concentración, fomentar la independencia, fortalecer la pinza de los dedos como preparación a la pre-escritura, atiende el periodo sensible del orden, introducimos lenguaje específico como alto, bajo, grueso, delgado, ancho, estrecho, grande, pequeño, así como el uso adecuado de los superlativos y los comparativos.
Ahora que sabes todo esto, te puedes dar una idea mucho más clara de por qué la pedagogía Montessoriana es por excelencia la pedagogía neurocientífica más importante y representativa de todos los tiempos, considerando que existen más de 300 materiales diferentes con los que los niños pueden trabajar y desarrollar todo su potencial con cada ejercicio a realizar.