Uno de los temas más controversiales en el mundo familiar y escolar ha sido determinar si nuestros niños tienen en su mayoría el llamado “Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad” (TDA o TDAH); un término que sin duda debiera estar siendo utilizado por médicos psiquiatras, psicólogos o especialistas en la salud mental, pero que sin embargo está en boca de toda la sociedad.
A lo largo de mi carrera como Psicoterapeuta Ericksoniana he recibido en mi consultorio a muchos padres preocupados y convencidos de que sus hijos tienen dicho trastorno; pero cuando conozco al niño y empiezo a trabajar con él, me doy cuenta de que lo único que tiene son habilidades de atención múltiple y muchos recursos útiles que pueden ser potencializados y bien canalizados hacia actividades y metas más constructivas.
Reflexionemos por un momento que el mundo contemporáneo propicia, alimenta y exige que todos (niños y adultos) tengamos una serie de capacidades multitarea, donde la principal habilidad debería ser la “atención múltiple”, lo cual se ve reforzada desde el nacimiento hasta la vida adulta.
¿Alguna vez has comparado los juguetes actuales con los de antes? Si has tenido la curiosidad de hacerlo seguramente habrás notado que antes los juguetes eran de madera, de colores primarios, analógicos, y que necesitaban la creatividad e imaginación humana al 100% para poder funcionar y cumplir con su objetivo. Sin embargo, hoy en día los juguetes son electrónicos (de pilas en su mayoría) llenos de colores, sonidos, imágenes y texturas… todo ocurriendo al mismo tiempo. El niño escucha, mira y siente, todo en un mismo momento porque, con solo apretar un botón, el juguete prende luces, mueve piezas, cambia de imágenes y toca una música. Eso sin hablar de cuando se les ofrece una tableta o un teléfono para fungir como juego o entretenimiento.
Así podemos ir escalando a juguetes más complejos como los videojuegos, donde ya hoy en día además de tener audio e imágenes ahora también cuentan con “realidad virtual”, logrando que haya incluso sensaciones y que los usuarios se transporten a mundos virtuales que se viven tal como si estuvieran plasmados en la realidad.
Pero eso sí, mientras por un lado fomentamos más y más la atención múltiple a través de lo anterior, por el otro lado esperamos y apoyamos la idea de que los niños vayan a la escuela y aprendan a estar quietos en su lugar, a permanecer callados y sobre todo “a poner atención al pizarrón”, sin distraerse, sin interrumpir, sin hablar… sólo poniendo atención a la clase. Y mi pregunta es: ¿en qué momento de la vida de ese niño le hemos enseñado a poner atención, a concentrarse, a permanecer en una sola actividad a la vez? ¿Cómo podemos exigir que en la escuela suceda una cosa si en la casa y en la sociedad sucede otra completamente distinta?
La solución que se mira por encima sería “que la educación evolucione y cambie a ser ahora más interactiva”, cosa que muchos colegios han intentado hacer pero que ha venido a perjudicar las cosas, porque si antes los niños eran “inquietos y distraídos” ahora ya están en niveles indescriptibles de hiperactividad con estilos de atención cada vez más dispersa y en mosaico.
La solución real que podríamos considerar es que nuestros niños ya saben aplicar su atención a muchas cosas a la vez; pero definitivamente les hace falta aprender a canalizar su energía de manera propositiva, aprender a concentrarse y a organizar sus recursos internos y sus pensamientos hacia la construcción de su propio ser.
Desde hace más de un siglo la Dra. María Montessori desarrolló un método educativo que precisamente atiende la necesidad de que, desde el nacimiento, el niño desarrolle las habilidades blandas (soft skills) que requerirá a lo largo de su vida para construir al adulto productivo que llegará a ser, a través de un ambiente totalmente adaptado a las necesidades del niño; materiales especialmente diseñados y estudiados para fomentar y desarrollar la creatividad y la concentración; secuencias y repeticiones que refuerzan el orden no sólo de lo exterior sino también al interior del niño; y tareas específicas para su desarrollo espiritual y psíquico.
Finalmente recordemos que “no hay niños difíciles… lo difícil es ser niño en un mundo de gente cansada, ocupada, sin paciencia y viviendo siempre a prisa”.
¿Quieres saber más sobre este tema? Escríbeme! Me encantará estar en contacto.
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Alexandra Carvallo es Doctora en Eduación, Psicoterapeuta Ericksoniana y Guía Montessori certificada.
Facebook: Terapia Veracruz Correo: acarvallo@cev.mx
2 Comments
Buenos días! Mi nombre es paulina y estoy muy interesada que mi niña lleve ese método de enseñanza. De hecho he estado a favor de los juguetes tradicionales y ahora más de descubrir su amplio aprendizaje que conlleva al desarrollo del Niño!!
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