Creo que todos los que somos padres de familia hemos experimentado por lo menos una vez la impotencia, frustración, miedo, vergüenza y decepción de que alguno de nuestros hijos haga berrinches sin fundamento alguno y peor aún, aumentando su frecuencia e intensidad más cada vez.
El problema de cuando los berrinches suceden es que empieza una escalada de emociones que parecen contagiarse entre una parte y la otra: el niño se siente frustrado por no sentirse comprendido (ni por él mismo), y los padres se sienten frustrados por no poder comprender lo que pasa y sobre todo por no saber cómo frenar la situación. Entre más lo tratamos de calmar, parece que aumentamos más la intensidad, hasta que el niño acaba tirado en el piso gritando e incluso hasta vomitando; y en consecuencia los padres cada vez más enojados, ofuscados y frustrados.
María Montessori observaba que en el niño hay una energía psíquica desde su nacimiento, la cual va formándose y evolucionando de acuerdo a las experiencias de vida y el contexto en el que se va desenvolviendo. Es una energía que le permite al niño organizarse por dentro y vivir mientras va construyendo al hombre que llegará a ser. Sin embargo, dicha energía puede llegar a sufrir algunas desviaciones, y en lugar de ser útil y estar al servicio de la vida y el crecimiento, puede empezar a fugarse, que quiere decir escaparse o refugiarse hacia una tiranía, que es como una defensa inconsciente del ego que se escapa hacia un sufrimiento y se oculta bajo una máscara.
Debajo de un berrinche en realidad no hay más que una desviación en la energía psíquica, una fuga que desemboca en un comportamiento no deseado e incomprendido y que puede ser solucionado de una manera cómoda y saludable a través del trabajo.
Para Montessori, el trabajo diario que realiza el niño (a través del juego guiado en un ambiente adecuado), es la solución más rápida y eficaz. Las repeticiones de ejercicios, la libre elección de su trabajo, el ejercicio del silencio, la concentración, el orden, la autodisciplina y la autocorrección, son algunos ejemplos de lo que el niño puede llegar a desarrollar en un ambiente adecuadamente preparado, generando una nueva historia más saludable, más cómoda y más deseable para todos.
Así que la próxima vez que tu hijo haga un berrinche, antes de reaccionar y repetir las mismas acciones de siempre, observa y descubre la naturaleza de su ser preguntándote cómo puedes dirigir su energía psíquica hacia un camino nuevo, más protegido y sobre todo, más saludable.
2 Comments
Hola quisiera saber costó de colegiatura ?
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