Con frecuencia escucho a familias que tienen reservado un cuarto de juegos para sus hijos donde cuentan con montones de artículos de entretenimiento, cestos para colocar juguetes, repisas para peluches, tapetes armables contra caídas, casitas de campaña o tipis, armarios llenos de carritos, jugueteros con bloques o legos y demás, creyendo firmemente que los niños necesitan separar su área de descanso de su área de entretenimiento, con el pretexto extra de que en ese cuarto de juegos tienen libertad de tirar todo, expandir su creatividad en el espacio y sentirse libres para jugar; sin embargo, la segunda parte de lo que implica esa habitación pocas veces llega, que es cuando el niño debe recoger todos los juguetes y ordenar la habitación. Ya sea porque los padres consideran que el niño “está muy chiquito para entender y hacer caso”, o porque se cuenta con alguna persona que ayude en las labores del hogar y que se encarga de hacerlo, la realidad es que hasta el momento hay poca información acerca de lo importante que es EL ORDEN EN LOS NIÑOS.
La Dra. María Montessori a través de sus observaciones descubrió que todos los seres humanos tenemos ciertos periodos sensitivos que se activan para fomentar el desarrollo de cierta habilidad y se desactivan automáticamente una vez que dicha habilidad ha sido desarrollada. Son como ventanas de tiempo donde el niño tiene un interés especial por aprender sobre ciertas áreas y que deben ser aprovechados porque una vez que la ventana se cierra, entonces dicha oportunidad habrá pasado y no se volverá a presentar. Es como si una luz interior se encendiera en el niño iluminando justo ese aspecto en concreto, y poniendo en oscuridad todo lo demás. Son varios los periodos sensitivos que ella enfatiza: el proceso de adquisición del lenguaje, el orden, el desarrollo de habilidades sensoriales (refinamiento de los sentidos), el movimiento, el acercamiento a la naturaleza (agua, tierra, viento, fuego), entre otros.
En esta ocasión nos enfocaremos únicamente en el orden, el cual se activa desde la edad 0 hasta los 6 años, pero tiene un fuerte énfasis justo a los 2 años. Si has observado que tu hijo pone en fila sus carritos, o quiere ordenar sus peluches, o acomodar su comida del plato es porque justamente está abierta la ventana del periodo sensitivo del orden y es de suma importancia reforzarlo y fomentarlo en él. El niño lo aprende de forma natural, sin fatigarse, con alegría, con entusiasmo y sobre todo con gran interés.
Más que una imposición, un castigo o una forma de educar, los niños utilizan el orden para poder construir indirectamente su propio ser. Tienen una mente absorbente por medio de la cual van interiorizando aprendizajes concretos y experiencias que primeramente vienen del exterior, es decir, del ambiente donde el propio niño se desenvuelve, para después formar parte de sus recursos internos que les fortalecen su personalidad e identidad.
Un ejemplo de esto es que cada vez que el niño observa sus pertenencias ordenadas y en el mismo lugar, en consecuencia se refuerza su independencia, ya que el niño por sí mismo podrá ir a buscar algún material o juego sabiendo dónde está y dónde deberá devolverlo al terminar de usarlo, lo cual no le causa ningún disgusto ni rechazo, sino por el contrario, siente placer y tranquilidad de haber ordenado su material, porque al mismo tiempo se estará ordenando él mismo por dentro.
Una buena recomendación es que en lugar de tener grandes cantidades de juguetes revueltos y amontonados en muchos lugares, busques la forma de tener pocos materiales de gran interés para la edad de tu hijo y sobre todo que los acomodes espaciosamente en un lugar donde estén siempre a su alcance, y que practiques con él la dinámica de usar un solo juguete o material a la vez, y al terminar llevarlo por sí mismo a su lugar para entonces proceder a tomar otro nuevo material que le pueda interesar, evitando que otras personas lo hagan por él.
Ponlo en práctica y cuéntame qué tal te va! Me encantará estar en contacto y compartir experiencias.